Deja que el tiempo pase.
Para todos aquellos que sueñan con el poder de manipular el tiempo.
Deja que el tiempo pase para aprender a vivir con las mariposas de primavera en el estómago todo el año y que tu enredadera recorra mis piernas. Encierra en tus manos el calor que a mi cuerpo le falta, deja en mi cabeza instalada tu tienda de campaña. Deja que caiga un diluvio en el desierto, aunque la lluvia te parezca siempre exagerada.
Déjame disfrutar del sol de verano besando el tatuaje que traes en la espalda y guardar tus besos en mis labios; admirar la constelación escondida en tu piel y aprenderme las coordenadas de cada lunar.
Déjame disfrutar los domingos perdiéndome contigo sabiendo que nunca tendré suficiente de ti y comprar dos boletos sin regreso a la luna mientras octubre dura.
Deja que pase el tiempo para sobrevivir al viento de otoño, que con su fuerza lo derrumba todo. Deja que mi cuerpo sea parte del tuyo, para escribir juntos y terminar con las manos manchadas de tinta, pero llenas de historias; que tu biblioteca y la mía formen una cofradía.
Que pase el tiempo para hacerte saber que te quiero regalándote fotos de los atardeceres que pinta el cielo en invierno, para recorrer París de la mano de Cortázar cuando el frío no nos deje salir de casa.
Deja que mis palabras habiten tu boca sin que te des cuenta y que mis caricias recorran sin límite tu barba. Sé siempre como el primer café de la mañana: nunca dejes de provocarme taquicardia. Deja que me quede a vivir entre tus brazos. Deja que pase el tiempo, que las estaciones cambien, y que el amor no se nos acabe.