Así de tanto
Me desnudó una ciudad entera. Recorrió de mi mano lugares escondidos. Me enseñó a manejar en carretera y me recordó que soy capaz de llegar a donde yo quiera. Me dio una copia de las llaves de su casa y la oportunidad de abrir todos los candados. Hay días en los que me da por pensarlo.
Me dio más flores de las que me caben entre los brazos. Regó todos mis jardines con lágrimas de felicidad e iluminó con su luz cada gota de rocío. Me regaló un árbol. A veces me doy permiso de extrañarlo.
Reparó los desastres de mis huracanes pasados. Abrió las ventanas y se quedó conmigo hasta que el mar logró apaciguarse. Sopló todas las nubes para que mi cielo estuviera despejado. He tenido la intención de alejarme [para siempre] de los azules que viven en sus ojos de vez en cuando.
Se volvió monstruo con tal de hacerme reír. Me llenó de ternura todas las primeras veces. Se dejó ver humano. Tuvo la confianza de deshacerse entre mis brazos. Arrulló cada uno de mis sueños y tengo la certeza de que [todavía] encontraría su tacto entre ocho millones de manos.
Escribió el prólogo del libro que jamás he publicado. Reunió todas las palabras de amor que existen en el mundo y me las dio como regalo. Lo quise en cada hoja de papel que me encontré. Sigue dejándome tinta y yo me siento con todo el derecho de seguir hablando sobre él. Ha leído cada letra que [le] he escrito desde hace cinco años.
Si alguien, en algún momento, me pregunta qué tan inmenso fue lo que tuvimos o lo mucho que nos dolió despedirnos, en lugar de repetir esto, solo extenderé los dedos, estiraré los codos, los alejaré de mis costados, formaré una té mayúscula perfecta y responderé: así de tanto.
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