Lo que les debo
(Parte 1)
La poesía en el nombre.
Las paredes en las que me refugio.
Inteligencia. Asertividad. Belleza.
Claridad en los ojos.
Saber hablar en público sin temblar.
Gestos involuntarios.
Permisos sin consenso.
Mis primeros libros.
Mis primeras cartas.
Dormir sólo unos escalones debajo del sol.
Horas de festivales acumulados.
El estrés de salir corriendo al trabajo.
Aprender a andar en bicicleta
sin una caída registrada en el marcador.
Saber cuándo detenerme.
Aprender a sostener el volante
y a controlar el acelerador.
Una herencia de historias y personas a
las que, desde hace mucho tiempo, renuncié.
Viajes de rescate.
El extintor detrás del cristal que
debemos romper en caso de emergencia.
Noches en vela.
Ramos enormes de rosas y colores vivos.
El primer ramo a solas, marchito.
Platicas que no me pertenecían.
Gritos que pude no gastar.
Lágrimas que me pude ahorrar.
Peleas dirigidas al remitente A Quien Se Deje.
Ser mejor mentirosa.
Convertirme en una gran actriz.
Un desmayo y medio.
Conocer la felicidad y ver,
con las manos atadas a la espalda,
como sigue cayendo en picada.
Llegar (a veces) a tiempo.
Lo que soy.
Saber qué necesito.
Tener bien claro todo lo que no quiero.