El primer año sin ti
Esta fecha fue mi meta durante algunos meses, porque parece que el periodo que le da título a este texto es el más difícil, que después ya todo fluye y se vuelve más fácil… O menos difícil. Tal vez mañana todo empiece de nuevo y mi meta para sanar, para deshacerme del rencor y las heridas sea el próximo mes, los próximos seis o los próximos doce. No sé. ¿Quién lleva la cuenta?
A veces siento que puedo abrir las manos, soltar amarras y navegar en mar abierto. Otras tantas, tengo la convicción de que no estoy agarrando nada y es la cuerda quien se empeña en enredarse a todo mi cuerpo.
Algo quiero dejarte claro: Todavía no decido si me quedo a medias o me voy completa, como decidí hace, precisamente, once meses; cuando nos vimos la primera vez desde que terminó.
Hay días en los que me imagino que dejamos de hablarnos, que pasaron muchos años, que te encuentro con una nueva familia y no se me rompe el corazón. Saludo a tus dos hijos, que se parecen a su mamá, me agacho para despedirme de tu hija menor, le digo que se parece a ti y sonrío. Sé que encontrarás maneras infinitas de ser feliz.
Otros días, me imagino que la Tierra no le ha dado tantas vueltas al sol, pero también hemos dejado de hablarnos. Yo estoy de visita en la ciudad de la que me fui para poner kilómetros de distancia entre nosotros (otra vez) y terminar de separarnos. Te encuentro en alguno de los escenarios que protagonizamos juntos y todas las nubes se me caen encima.
Ya sabes cómo soy, no entiendo de puntos medios.
Por lo menos este año todo pinta mejor. Sé, por lo menos, que no pasaré mi cumpleaños en una cantina escuchando Se me olvidó otra vez¸ mientras intento pasarme el nudo en la garganta y las lágrimas con la cerveza que tenía prohibido tomar. Sé que no se me clavarán las miradas de preocupación e incomodidad de las personas que hicieron lo posible para que no me cayera. También agradezco que este cumpleaños no me pasaré de la cantina al bar y que no lloraré mientras mis amigas y yo coreamos Hacer el amor con otro. ¿Que cómo lo sé? Pues estamos en medio de una pandemia.
Estos días mi piel es un papel de arroz que se dobla, se arruga, se moja y se rompe de a cachitos a la menor provocación. No sé cómo definir el paso del tiempo. No sé si me pasó muy rápido o si se arrastró sin ganas de llegar. Creo que fue un poco de las dos.
Todo ha sido muy confuso, como caminar por la playa después de un huracán. Un paseo en un terreno desigual donde debes tener todos los sentidos alerta para no caerte, para levantarte; un paseo donde debes llevar la fuerza suficiente en las piernas para salir del agua y la voluntad de que el sol te seque la ropa.
Algo me sigue quedando claro: Caminar de tu mano siempre fue como caminar cerquita del mar.
Y arrancar mis dedos de los tuyos es lo más difícil que he hecho.
Este también es nuestro aniversario, aunque no sea feliz.