Ojalá
Apagar el ruido con un botón.
Llenar el silencio con conciertos
diarios. Enteros. Eternos.
Evaporar el agua cuando dejes de sentir
los pies sobre la arena.
Volver playa el precipicio.
Arrullarte para que concilies el sueño.
Que tus noches nunca conozcan
la palabra insomnio.
Solicitar una reunión con tus cantautores y los míos,
para que escriban una canción
(memorable y feliz) que sea solo tuya.
Curar con plata todas tus heridas.
Que no te escuezan los próximos años
ni los próximos días.
Que no te cansen los lentes de las horas tranquilas.
Que los paseos y libros
no sean sólo en sábado o domingo.
Quitarte la gravedad de los hombros.
Deshacer a besos los nudos de tu garganta.
Resanar el vacío que tienes en el pecho.
Encontrar un café que no te provoque seísmos,
pero te llene el cuerpo completo.
Manipular el tiempo. Pausarlo.
Regresarlo. Congelarlo. Detenerlo.
Ojalá pudiera. Ojalá,
por lo menos, supiera cómo hacerlo.